Arte
El Monasterio de la Resurrección de Zaragoza es un ejemplo muy importante de la arquitectura monástica aragonesa de época medieval. Fue declarado Monumento Nacional en 1893, Bien de Interés Cultural en 2002 e incluido en la lista genérica de Monumentos Mudéjares de Aragón considerados Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 2001
Les proponemos dar un paseo por los principales espacios monumentales de este monasterio construido durante el siglo XIV:
La recoleta Iglesia del Santo Sepulcro, puede fecharse en los primeros años del siglo XIV. De planta rectangular, consta de tres tramos separados por arcos diafragma rebajados, que soportan alfarje de madera con sencilla decoración de tipo geométrico. El retablo, de principios del siglo XVII, está presidido por una imagen de Cristo Resucitado.
Iglesia del Santo Sepulcro y retablo de Cristo Resucitado.
Desde esta iglesia se accede a la sala capitular del monasterio, de planta cuadrada; se cubre con bóveda de crucería simple, cuyos nervios descansan sobre cuatro columnas de piedra con capiteles de hojas de penca, posiblemente provenientes de la mezquita mayor de Zaragoza..
Contraluz desde la sala capitular.
La sala está decorada con pinturas murales mudéjares: imitación de despiece de ladrillo, cenefas vegetales y lacerías en los agramilados. En el suelo, con azulejos de los siglos XIV y XVI, se encuentran las lápidas sepulcrales de Fray Martín de Alpartir, de 1380 y de Aldonza de Reus, priora del monasterio fallecida en 1602.
Pinturas mudéjares de la bóveda de la sala capitular.
En la misma sala, descendiendo unos escalones, está la cripta del Santo Sepulcro. Allí se venera una imagen de Cristo yacente, bellísima talla en madera policromada, que puede datarse en los primeros años del siglo XVI.
El Cristo yacente de la Cripta.
A través de una puerta en arco apuntado entre dos ventanas ajimezadas y con tracerías góticas, se accede al claustro que centra la construcción medieval del monasterio, disponiéndose en torno a él las distintas dependencias conventuales.
Ventanal y puerta de la sala capitular.
El claustro construido en ladrillo, tiene planta rectangular poco pronunciada y en altura se superponen tres pisos: el inferior se abre al patio con grandes arcos apuntados; la segunda planta o claustro alto, con galerías de ventanas de arco apuntado y la tercera planta es de construcción moderna. El claustro bajo se cubre con bóvedas de crucería simple. Se conservan algunos capiteles-faja y varias ménsulas, con decoración escultórica.
Todas las bóvedas conservan restos de la pintura mural original mudéjar, menos una de ellas que está decorada con pintura mural gótica y que Mª Carmen Lacarra atribuye al taller de los Serra. Todas están pendientes de restauración.
El antiguo refectorio de la comunidad es una amplia sala de planta rectangular, de gran altura, que se cubre con tres bóvedas de crucería simple. Fue parcialmente reformado en 1560.
Bóvedas del antiguo refectorio.
Otros espacios de interés son la bodega, monumental por su amplitud y antigüedad, mandada construir por fray Martín de Alpartir.
En el piso superior se encuentra el claustro alto o «sobreclaustra», como lo nombran en el testamento de fray Martín de Alpartir. Tres de sus crujías se cubren con la primitiva techumbre similar a la de la iglesia del Santo Sepulcro. En los cuatro ángulos se refuerza el alfarje con esbeltas columnillas góticas de piedra y capiteles tallados con temas vegetales. Es un espacio diáfano y muy luminoso, ya que de cara al patio interior va recorrido todo el perímetro por una galería de ventanas en forma de arco apuntado, cerradas por vidrieras emplomadas.
Desde la sobreclaustra se accede al antiguo dormitorio, amplia sala de construcción medieval y al refectorio «nuevo», construido a inicios del siglo XVI, de planta cuadrangular con columna anillada en el centro y una magnifica chimenea, además conserva el mobiliario original. Bajo el refectorio se encuentra la cocina que es de la misma época.
Chimenea del refectorio. Dibujo de sor Stephana, canonesa belga que pasó una temporada en el monasterio hacia 1967.
La iglesia de San Nicolás tiene su origen en 1133, durante el reinado de Alfonso I el Batallador. Sería una pequeña iglesia románica, de esta época perdura el crismón. En el siglo XIV se construye un nuevo templo en estilo mudéjar. En el siglo XVI también se van a producir obras y ampliaciones, pero será en los últimos años del siglo XVII cuando sufrirá una drástica transformación, que junto a las reparaciones tras la Guerra de la Independencia son las que le dan el aspecto que tiene en la actualidad. Es una iglesia de planta rectangular con testero recto y capillas entre los contrafuertes.
Iglesia de San Nicolás. Restos de una ventana de época mudéjar, no visible en la actualidad ya que se encuentra en la falsa sobre las bóvedas.
Los espacios monumentales del monasterio se siguen utilizando, albergando espacios de oración y silencio, celebraciones llitúrgicas, encuentros…
Cuerpo del retablo de san Julián y santa Lucía. Pedro Serra, siglo XIV. Posiblemente el retablo completo más antiguo que se conserva en Zaragoza.
En cuanto al patrimonio mueble que alberga el monasterio, podemos destacar varios retablos. El de san Julián y santa Lucía del siglo XIV, realizado en pintura sobre tabla por Pedro Serra, en estilo gótico italianizante, el de los santos Fabian, Ginés y Sebastian del siglo XV, de pintura gótica aragonesa.
Entierro de Cristo. Pintura al temple sobre tabla. Predela del retablo de san Julián y santa Lucía.
El retablo de la virgen del Rosario y el conjunto escultórico del Entierro de Cristo, del siglo XVI, renacentistas.
En la iglesia del Santo Sepulcro se encuentran: el retablo de Cristo Resucitado, el Descanso en la Huida a Egipto y un gran cuadro de san Agustín.
Concierto con el positivo del siglo XVI en la iglesia del Santo Sepulcro.
En la iglesia de San Nicolás: los retablos de santa Ana, san Miguel, y de santa Teresa de Jesús, del siglo XVII; los retablos de la Virgen de los Dolores y de la Virgen del Rosario del siglo XVIII. En este último destacan cuatro tablas góticas del siglo XIV, atribuidas al afamado taller de los hermanos Serra.
Retablo de santa Ana.
Un retablo de excepcional valor y que estuvo ubicado en la sala capitular es el de Cristo Resucitado, encargado para su sepultura por fray Martín de Alpartir. De este retablo es autor Jaime Serra. Las tablas que se conservan del mismo, se encuentran en el Museo de Zaragoza desde 1921.
El Descenso al seno de Abrahám. Tabla del retablo de Jaime Serra. Museo de Zaragoza.
El patrimonio mueble se complementa con numerosos cuadros, esculturas, orfebrería, etc. de diversas épocas y estilos.
Virgen de la Pera. Talla gótica, que según tradición oral de la comunidad, perteneció a la fundadora.
Así como piezas de carácter etnográfico: cerámica, vajillas, instrumentos, utensilios, herramientas, textiles…
Jícaras utilizadas por la comunidad para tomar chocolate en grandes festividades.
Muy importante es el archivo monástico con pergaminos y legajos desde el siglo XIII a nuestros días.
Dos canonesas revisando un libro antiguo en el claustro alto.
Como patrimonio inmaterial tenemos que destacar el ambiente, la atmósfera de paz y oración que se respira. Legado transmitido ininterrumpidamente por la comunidad de canonesas desde hace más de 700 años.
La suma de todo este rico patrimonio hace del monasterio de canonesas de Zaragoza un conjunto monumental único y excepcional en Aragón
Más información sobre el arte del monasterio
- Catálogo de Bienes de Interés Cultural de Aragón. Gobierno de Aragón
- Centro de Patrimonio Cultural. Ayuntamiento de Zaragoza
http://www.zaragoza.es/ciudad/cultura/patrimonio/detalleA_Monumento?id=11
- Arte mudéjar aragonés